viernes, 13 de marzo de 2015

María Camila Jones M. - Historia del siglo XX


¿HISTORIA Y CONTRACULTURA?

Todos conocen la palabra historia y quizás han escuchado acerca de la contracultura, pues son vocablos que forman parte del diario vivir, pero, saber y dar motivos para que se conozcan a profundidad estas temáticas es difícil. Se necesita ir más allá, para no desconocer que la historia se subdivide en muchos aspectos humanos que cuentan con su respectivo estudio, entre estas la historia social, quién toma el comportamiento del hombre ante diversas sucesos de la vida para formar relatos históricos. Por otra parte, la palabra inglesa underground que traduce subterráneo en español, es desconocida para la gran mayoría y su uso se le atribuye a los movimientos sociales que va en contra de lo generalizado por la sociedad.

La historia nos brinda los parámetros necesarios para reconstruir sucesos memorables para la humanidad, recordarla y aprender es la llave para tener un progreso continuo, pero dichos acontecimientos deben ser contextualizados antes de ser adaptados a nuestro presente, a razón de que cada suceso varía respecto al escenario en que se presente. En efecto, nada mejor para ilustrar esto que la frase citada por Napoleón Bonaparte: “Aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla”, que más que una expresión, es una reflexión acerca del hoy y del mañana, si tomamos la decisión de ignorar lo que fue el pasado; lo que se ha hecho o dejado de hacer, lo más probable es que nuestro presente se encuentre predestinado a reincidir en dichas acciones que generalmente son negativas.

Chimamanda Ngozi Adichie en el video “El peligro de una sola historia”, cuenta la importancia de saber la historia, pero no solo una versión, sino la misma historia desde varias perspectivas, para no caer en el error de conocer una sola cara. Muchas veces, creamos una historia única para un pueblo, ¿de qué manera? mostrando al anterior como una cosa, una y otra vez hasta que ese pueblo llega a convertirse en eso. Pero al hablar de historia única, es imposible no hablar del poder, “el poder es la capacidad no solo de contar la historia del otro, sino de hacer que esa sea la historia definitiva”.

La historia social como se mencionó al inicio, es la encargada de reconstruir sucesos en compañía de sus protagonistas, personas de carne y hueso sin coronas ni reinos. Del mismo modo, Raphael Samuel comparte esta posición, pues él establece como objetivo de la historia social el enfoque hacia los debates públicos, pues esta moviliza entusiasmos multitudinarios involucrándose así en pasiones populares. Sus actores principales se encuentran en miles de lugares, de hecho en este instante muchos se encuentran en bibliotecas públicas, museos o montados en un metro camino a casa. Samuel añade igualmente, que la historia social se enorgullece de estar preocupada por la "vida real" en vez de las distracciones, con las personas "comunes" en lugar de las elites privilegiadas, con las cosas cotidianas en vez de los acontecimientos sensacionales. Por ello, la construcción de relatos históricos debería ser solamente de fenómenos sociales, no tomados o escritos por los grandes líderes políticos, militares o religiosos, sino como su nombre lo indica por la sociedad, quién es la realmente responsable de los cambios que en la misma se presenten. Precisamente, la historia social se enfoca tanto en los cambios sociales que una comunidad puede mostrar a lo largo del tiempo como en los hechos que se pueden desarrollar.

Eric Hobsbawm sugiere que la historia social es un paradigma de una “nueva historia”, vinculada a una intención renovadora y prácticamente inalcanzable: cambiar el mundo. Fue en ese contexto que otras ciencias sociales, especialmente la sociología y la antropología, se reconciliaron con la historia, que no siempre les había resultado simpática, para encontrar y explicar las causas y las raíces de los acontecimientos revolucionarios y de las luchas por la libertad de los países coloniales, removiendo no solo en sus presupuestos macroeconómicos y macrosociales, sino en el papel desempeñado por los sujetos históricos en el pasado mediato o inmediato.

Por otro lado, autores cómo José Luis Herrara Zabaleta enuncian la contracultura como un paradigma que nos permite comprender el devenir de expresiones culturales alternativas a un sistema. Incluye manifestaciones artísticas, científicas, sociales, filosóficas, económicas y políticas, contrarias o diferentes a la Cultura Oficial, a la cultura del sistema.  En este sentido, el término contracultura puede ser también entendido desde dos perspectivas: la primera, como un grupo ofensivo contra la cultura dominante y en segunda instancia, como una cultura alternativa que permanece al margen del mercado y de los medios de formación de masas. A pesar de que existen tendencias culturas en toda sociedad, la palabra se usa primordialmente para referirse a movimientos establecidos y cuyo accionar afecta a muchas personas y persiste durante un tiempo considerable. En definitiva, la contracultura es la mediana realización de los anhelos y sueños de un grupo social marginal. Podemos considerar como ejemplos,  el movimiento hippie nacido en los años 60 en Estados Unidos de América y el movimiento punk de finales de los setenta hasta hoy.

La contracultura es una acumulación cultural de lo significa underground. Así entonces, el término inglés underground es con el que designa a los movimientos contraculturales alternativos, paralelos, contrarios o ajenos a la cultura oficial. El término underground es más amplio que el de contracultura, pues es una tendencia que se puede dar en cualquier momento de la historia, transciende y permanece a lo largo del tiempo; mientras que la contracultura se presentan en un momento específico y representa el presente, el hoy.

Los cambios son la única realidad constante del mundo, dónde las transformaciones son suficientemente significativas para marcar una discontinuidad en la historia frente a las etapas pasadas, por ellos los individuos deben estar inmersos en el presente y futuro, aquí radica la importancia de la historia pero no solo basta con instruirse y comprenderla, sino que además debe ser analizada desde diversos ámbitos, en dónde quizás el pueblo es el camino exacto para llegar a la verdad. Discernir cada movimiento social que coexiste es trascendental, pues son rebeldes que buscan la dignidad y el mejoramiento en la vida de las personas frente a un estilo de vida metódico y en ocasiones predestinado…

María Camila Jones Márquez
Cc. 1.152.448.458

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