viernes, 20 de marzo de 2015


EL CIRCO, PINTURAS Y DIBUJOS
Ana María Pino Restrepo

Antes de entrar a abordar aspectos relacionados con la más reciente obra presentada por el maestro Fernando Botero, la cual recibió con especial alegría el Museo de Antioquia como inicio de las exposiciones del 2015, es de gran importancia dar una mirada a la pintura en general de este artista, con el fin de entender el mensaje o intensión que se pretendía transmitir a través de ésta obra.
Según Alberto Sierra, uno de los curadores de arte más importantes de Colombia, quien ha trabajado en el Museo de Antioquia, el Museo de Arte Moderno de Medellín, la Colección de Arte de Suramericana de Seguros, y ayudó al artista antioqueño con el montaje de su colección en Medellín en el año 2000, “Botero tiene una visión extremadamente particular. Existe un mundo creado por él. Uno mira una pintura y sabe que es de él”. Puede decirse que las palabras “visión extremadamente particular” hacen referencia a su estilo personal, donde una de las características más fácilmente detectables tiene que ver con el agradamiento o la deformación de los volúmenes, la cual ha traído consigo la admiración del público y reconocimiento a nivel internacional.
“…Aros de fuego, látigos que restallan, órdenes que estremecen y que conceden el milagro de esta serie plástica. Lo que era movimiento, agitación, peligro, intensidad in crescendo, ahora queda, en el óleo sobre tela, en el lápiz sobre el papel, como el momento inmovilizado para siempre con que los trapecistas vuelan por el aire, detenidos sin caer, o los contorsionistas y equilibristas suspenden la ley de gravedad (…) Volúmenes desbordados y rotundos dueños de una gracia tierna, una inverosímil capacidad de levitar, sobre la cabeza del compañero o en la grupa del potro a galope tendido, en ese redondel mágico y que ahora cruzan por nuestra mirada de asombro”. Estas palabras fueron publicadas por Juan Gustavo Cobo Borda, en base a la conjunción entre tema y forma que resalto de manera sensible en los 32 óleos y 20 dibujos presentes en la exposición del “El circo”.


En esta obra, se resaltan 3 aspectos de gran importancia. El primero, aunque fue mencionado anteriormente es necesario retomarlo, para verlo más claramente.     El volumen en las obras de Botero es siempre el tema principal, pues todo el mundo lo relaciona con simples pinturas de gente gorda, pero en realidad sus figuras no tienen las características de un cuerpo gordo como la flaccidez de la carne; éstas más bien reflejan formas esféricas, cuerpos inflados y con piel tersa, tal y como lo escribió Carlos Fuentes en su texto de introducción de mujeres, “Las figuras de Botero no son ’gordas’. Son ‘espacio’. No son glotonas de dulces y pasteles. Tienen hambre de espacio”. En la imagen se puede observar lo anteriormente mencionado, resaltado principalmente por la perfección de sus senos (desafían la gravedad), su tonificación muscular, el hecho de ver a una mujer de tan grande contextura y que ésta conserve una silueta en la parte de la cintura. Estos aspectos hacen que las obras de boteros se diferencien de dibujos de gente gorda.


 Por otro lado y no menos importante, se encuentra la perspectiva como un segundo aspecto a analizar, pues como explica Carlos Arturo Fernández, “En buena medida la pintura es la continuidad del espacio. Un cuadro se pinta como si  fuera una ventana, una prolongación del espacio del observador que va hacia el fondo del cuadro  se aleja” y es exactamente esto lo que hace percibir Botero en su obra, enfatizando en una perspectiva en el primer plano, lo cual da la sensación de que los personajes de cada pintura se encuentran muy cerca de nosotros, sin embargo el plano que queda detrás, es un espacio de poca atención, donde no recae el sentido de la imagen.

Finalmente, el tercer aspecto a analizar, hace referencia al tema, “El circo”.
 “El olor de circo es un hedor ligero que se eleva bajo la cúpula de cristales, irisa los focos de luz, pone una aureola alrededor de las piruetas de los acróbatas y cae de nuevo, ayudando poderosamente a florecer a los payasos multicolores”.
Jean Cocteau, Retratos para un recuerdo.

El circo es el legado dejado por algunas de las civilizaciones más antiguas, es uno de los recuerdos que cada uno conserva de su infancia, cuando en compañía de los padres se disfrutaba de las luces,  los confites, los chistes, los animales y todo el espectáculo que este traiga consigo, en esa edad todo era lindo, en las mentes solo quedaba lo que superficialmente veíamos, pero nunca entendíamos lo que pasaba detrás de las caras pintadas y maquilladas de los personajes de este. En la obra de botero, en cada uno de sus óleos y sus dibujos se aprecia como estos personajes tiene una expresión muy neutra en su cara, no dicen nada, no demuestran nada, no es posible descifrar sus sentimientos, excepto los papayos, estos tienen una expresión triste detrás de una gran sonrisa que está pintada en sus rostros; la vida de circo no es una vida feliz como la que hacen sentir a los espectadores, no es una vida de familia unida; por el contrario el circo es una vida de inestabilidad, de monotonía.

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