¿HISTORIA Y CONTRACULTURA?
Todos conocen la palabra historia y quizás han escuchado acerca de la contracultura, pues son vocablos que forman parte del diario vivir, pero, saber y dar motivos para que se conozcan a profundidad estas temáticas es difícil. Se necesita ir más allá, para no desconocer que la historia se subdivide en muchos aspectos humanos que cuentan con su respectivo estudio, entre estas la historia social, quién toma el comportamiento del hombre ante diversas sucesos de la vida para formar relatos históricos. Por otra parte, la palabra inglesa underground que traduce subterráneo en español, es desconocida para la gran mayoría y su uso se le atribuye a los movimientos sociales que va en contra de lo generalizado por la sociedad.
La historia nos brinda los
parámetros necesarios para reconstruir sucesos memorables para la humanidad, recordarla
y aprender es la llave para tener un progreso continuo, pero dichos
acontecimientos deben ser contextualizados antes de ser adaptados a nuestro
presente, a razón de que cada suceso varía respecto al escenario en que se
presente. En efecto, nada mejor para ilustrar esto que la frase citada por
Napoleón Bonaparte: “Aquel que no conoce la historia, está condenado a
repetirla”, que más que una expresión, es una reflexión acerca del hoy y del
mañana, si tomamos la decisión de ignorar lo que fue el pasado; lo que se ha
hecho o dejado de hacer, lo más probable es que nuestro presente se encuentre
predestinado a reincidir en dichas acciones que generalmente son negativas.
Chimamanda Ngozi Adichie en
el video “El peligro de una sola historia”, cuenta la importancia de saber la
historia, pero no solo una versión, sino la misma historia desde varias
perspectivas, para no caer en el error de conocer una sola cara. Muchas veces,
creamos una historia única para un pueblo, ¿de qué manera? mostrando al
anterior como una cosa, una y otra vez hasta que ese pueblo llega a convertirse
en eso. Pero al hablar de historia única, es imposible no hablar del poder, “el
poder es la capacidad no solo de contar la historia del otro, sino de hacer que
esa sea la historia definitiva”.
La historia social como se mencionó
al inicio, es la encargada de reconstruir sucesos en compañía de sus
protagonistas, personas de carne y hueso sin coronas ni reinos. Del mismo modo,
Raphael Samuel comparte esta posición, pues él establece como objetivo de la
historia social el enfoque hacia los debates públicos, pues esta moviliza entusiasmos
multitudinarios involucrándose así en pasiones populares. Sus actores
principales se encuentran en miles de lugares, de hecho en este instante muchos
se encuentran en bibliotecas públicas, museos o montados en un metro camino a
casa. Samuel añade igualmente, que la historia social se enorgullece de estar
preocupada por la "vida real" en vez de las distracciones, con las
personas "comunes" en lugar de las elites privilegiadas, con las
cosas cotidianas en vez de los acontecimientos sensacionales. Por ello, la construcción
de relatos históricos debería ser solamente de fenómenos sociales, no tomados o
escritos por los grandes líderes políticos, militares o religiosos, sino como
su nombre lo indica por la sociedad, quién es la realmente responsable de los
cambios que en la misma se presenten. Precisamente, la historia social se
enfoca tanto en los cambios sociales que una comunidad puede mostrar a lo largo
del tiempo como en los hechos que se pueden desarrollar.
Eric Hobsbawm sugiere que la
historia social es un paradigma de una “nueva historia”, vinculada a una
intención renovadora y prácticamente inalcanzable: cambiar el mundo. Fue en ese
contexto que otras ciencias sociales, especialmente la sociología y la
antropología, se reconciliaron con la historia, que no siempre les había resultado
simpática, para encontrar y explicar las causas y las raíces de los
acontecimientos revolucionarios y de las luchas por la libertad de los países
coloniales, removiendo no solo en sus presupuestos macroeconómicos y
macrosociales, sino en el papel desempeñado por los sujetos históricos en el
pasado mediato o inmediato.
Por otro lado, autores cómo
José Luis Herrara Zabaleta enuncian la contracultura como un paradigma que nos
permite comprender el devenir de expresiones culturales alternativas a un
sistema. Incluye manifestaciones artísticas, científicas, sociales, filosóficas,
económicas y políticas, contrarias o diferentes a la Cultura Oficial, a la
cultura del sistema. En este sentido, el
término contracultura puede ser también entendido desde dos perspectivas: la
primera, como un grupo ofensivo contra la cultura dominante y en segunda instancia,
como una cultura alternativa que permanece al margen del mercado y de los
medios de formación de masas. A pesar de que existen tendencias culturas en toda
sociedad, la palabra se usa primordialmente para referirse a movimientos establecidos
y cuyo accionar afecta a muchas personas y persiste durante un tiempo
considerable. En definitiva, la contracultura es la mediana realización de los anhelos
y sueños de un grupo social marginal. Podemos considerar como ejemplos, el movimiento hippie nacido en los años 60 en
Estados Unidos de América y el movimiento punk de finales de los setenta hasta
hoy.
La contracultura es una acumulación cultural de lo significa underground. Así entonces,
el término inglés underground es con el que designa a los
movimientos contraculturales alternativos, paralelos,
contrarios o ajenos a la cultura oficial.
El término underground es más amplio que el de contracultura, pues es una tendencia
que se puede dar en cualquier momento de la historia, transciende y
permanece a lo largo del tiempo; mientras que la contracultura se presentan en
un momento específico y representa el presente, el hoy.
Los cambios son la única realidad constante del mundo, dónde las
transformaciones son suficientemente significativas para marcar una
discontinuidad en la historia frente a las etapas pasadas, por ellos los
individuos deben estar inmersos en el presente y futuro, aquí radica la
importancia de la historia pero no solo basta con instruirse y comprenderla,
sino que además debe ser analizada desde diversos ámbitos, en dónde quizás el
pueblo es el camino exacto para llegar a la verdad. Discernir cada movimiento
social que coexiste es trascendental, pues son rebeldes que buscan la dignidad
y el mejoramiento en la vida de las personas frente a un estilo de vida metódico
y en ocasiones predestinado…
María Camila Jones Márquez
Cc. 1.152.448.458
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